¡De la Ducha A Broadway! ¡Bilingüe!

Bailar inglés al ritmo de canciones es más mágico: Que encontrar a Shakira en un karaoke vallenato en Barranquilla, guiado por docentes que podrían ser los abuelos del sombrero vueltiao por su sabiduría. Primero, la música activa tu memoria como si fuera la fuerza de un café colombiano triple carga.

Además, las canciones son más auténticas: Que una empanada recién salida de la olla. Con ellas, no solo aprendes modismos y frases coloquiales; también descubres expresiones tan naturales ¡Casi como si Gabriel García Márquez te escribiera los diálogos!

Otro beneficio es que la música es tan divertida: Como bailar cumbia con la abuela en las fiestas del pueblo. Aprender inglés con tus canciones favoritas es como estar en una parranda que nunca termina. Tararear a todo pulmón mientras bailas en la ducha te hace practicar tanto, que estarás hablando inglés como si hubieras nacido en una película de Hollywood.

Cada canción es un viaje cultural: Como visitar un museo de rancheras, blues y reguetón en un solo día, pero sin pagar entrada.